martes, 23 de abril de 2013

   Aunque sea un tópico repetido, esta ruta circular y completa de los Picones debe hacerla todo senderista que se precie siempre y cuando sus facultades físicas se lo permitan. Evidentemente es selectiva y no apta para todos los públicos. También hay que saber elegir el día. Nosotros (Pepe y yo) llevábamos tiempo esperando el final de las lluvias, el resurgimiento de un precioso manto verde que alegrara la sierra y una temperatura suave (sin llegar a ser elevada) para atacar los fuertes desniveles  que nos esperaban.

Itinerario de ida y de vuelta


Primer objetivo del día: el picón del Rayal (1.834 m)
   Eran las 9h de la mañana del domingo (21-4-13) cuando llegamos con el coche al inicio del camino de los Picones, cerca del helipuerto e iniciamos la marcha. Partimos de una altitud de 1.150 m y atacamos el Pecho de las Ardillas con 9ºC de temperatura, ideal para una larga y pronunciada ascensión que en poco tiempo nos llevaría a una cota de 1.834 m (geodésico del Rayal). Para comenzar la jornada con un desnivel hacia arriba de cerca de 700 m es preferible hacerlo a primera hora de la mañana con temperatura suave y por la cara oeste evitando así los rayos de sol. 
Bonito ejemplo de pliegue tumbado
Curiosas oquedades en la roca próximas a la cumbre
  Antes de llegar al geodésico ya aparecieron los primeros rayos de sol y una vez hicimos cumbre la visión de toda la cuerda de los Agrios con los picones alineados es impresionante. Es esos momentos aún no se habían acercado las nieblas, que fueron aproximándose poco a poco conforme ascendíamos. Un grupo de buitres, que hasta entonces revoloteaban a nuestro alrededor aprovechando las térmicas, se alejaron rápidamente en cuanto aparecieron las primeras nieblas para evitar que sus alas se humedecieran.
Los tres picones alineados con sus impresionantes farallones
Pepe explicando las características geomorfológicas de la zona
Una foto antes de quedar tapados por la niebla
Bajando de la corona del Rayal
Foto opuesta a la anterior: arriba observamos la corona del Rayal
  Las nieblas matinales, que rápidamente ascendían y desaparecían ayudadas por las térmicas, daban un toque mágico al lugar. Aprovechábamos los momentos de transición entre una y otra para tirar fotos.

Una grieta en mitad del farallón permite observar el barranco
Eligiendo el mejor camino para sortear la "berberis hispánica" y el canchal
   La idea inicial de crestear por toda la cuerda desde el Rayal al Pico Villalta o Aguilón del Loco fue descartada y nos decidimos por otra más rompepiernas y divertida: zigzaguear por la cresta subiendo y bajando tanto por  los lapiaces  que dan al barrando de Tiscar como por los canchales que dan a los barrancos del Moro y Extremera.
Al fondo el picón del Guante (1.931 m)

Sentado en las cuchillas de piedra a mitad de camino entre el Rayal y el picón del Guante

    Después de andar por tanta piedra desde que subimos por el Pecho de las Ardillas, la primera mitad hasta el picón del Guante la hicimos por los canchales que dan a Quesada. En la foto siguiente se observa cómo subimos buscando una lengua  caliza (fenómeno curioso) que hay a mi espaldas y desde allí, cresteamos por el paliaz hasta llegar al picón del Guante.

Pepe estaba muy interesado por observar de cerca la lengua caliza
Pepe sentado en el borde de la lengua caliza
Cresteando
Pepe posando junto a un abanico de aluviones que está entre dos sabinas rastreras

Nos dejamos caer un poco por la ladera buscando un mejor paso
En la antesala de la cumbre del picón del Guante

Ya estamos en el 2º objetivo: el picón del Guante
El Rayal desde el picón del Guante
Pepe oteando el horizonte desde un privilegiado mirador
Cresteando mientras vamos buscando un paso para bajar a media ladera
No hagáis nunca esto, sobre todo si hace viento o sufrís de vértigo
Esta vez bajamos un canchal camino de la Navilla Baja. ¿Será por piedras?
Esta es la primaveral estampa que presentaba la Navilla Baja: berberis, piornos, sabina rastrera, pinos salgareños...
   El camino hasta el pico Villalta o Aguilón del Loco hemos decidido realizarlo desde los canchales que dan a Collado Valiente. La óptica que tenemos desde este lado y por abajo es totalmente distinta a la que se tiene cuando cresteas. Esta es una de las razones que nos ha llevado a llevado a variar la estrategia inicial: poder disfrutar de la belleza de esta ruta desde todos sus ángulos.


A mis espaldas el tercer objetivo: el Aguilón del Loco
Este picacho es la antesala al pico Villalta. ¿Dónde está Pepe? Me paro a tirar unas fotos y se me pierde.
Desde la Navilla Baja hasta aquí hemos pasado por debajo de las crestas de piedra y los pinos



El picón del Guante visto desde el cerro Villalta o Aguilón del Loco (1.956 m)
Desde la cumbre del Aguilón del Loco (1956m) se aprecian el picón de Guante (1931m) y el picón del Rayal (1.834m)
Cumbre del Pico Villalta o Aguilón del Loco (1.956 m)
   En el Aguilón del Loco, magnífico mirador, nos detuvimos a comer  mientras comentábamos las incidencias de la ida y preparábamos el camino de regreso. Descendimos siguiendo el cauce seco de un arroyo hasta el Prado de la Nava, donde tomamos la pista que viene de Collado Zamora y Puerto Lorente. En Collado Valiente, a los pies de la cuerda, pudimos disfrutar de diferentes ángulos de visión de los Pîcones. Un poco más adelante dejamos la pista forestal y cogimos un viejo, pedregoso y abandonado sendero que nos llevó hasta el Nacimiento del Extremera,a los pies del Rayal, donde comienza el arroyo Extremera. En este punto volvimos a retomar la pista forestal que nos llevaría al tornajo situado cerca de la puerta alambrada que da paso de entrada al parque.
Podemos observar las pistas forestales que confluyen en el Prado de la Nava
Cauce seco de un arroyo que baja hasta el Prado de la Nava
El picón del Guante y el Rayal vistos desde lo Praillos de la Cueva Jaén
Con un zoom de cámara nos aproximamos al impresionante espolón del pico Cantaero
Hermoso prado en Collado Valiente

Desde Collado Valiente divisamos perfectamente todo el espinazo del Aguilón del Loco

El pico Cantaero (1.790 m) en la perpendicular a la Navilla Baja


La mole caliza del Rayal vista desde su falda
Descendimos por una pista forestal abandonada y en mal estado que nos lleva hasta el Nacimiento
Pepe junto a un pino salgareño cerca del Nacimiento del Extremera. Volvimos a coger la pista forestal tras llenar las botellas de agua fresca
A partir de aquí la pista está en buen estado


Manantial convertido en fuente, probablemente por los pastores
Apretaba la calor ( 24ºC) y en el tornajo nos refrescamos


Piedra horadada situada al final de la pista


A las 17´30 h volvimos al punto de partida.
   Eran las 5`30 h de la tarde cuando, tras 8 horas y media de marcha, regresamos al helipuerto. Contentos por haber realizado una ruta circular diferentes a las anteriores y por tener una visión mas completa de la cuerda de los Agrios. Ahora sí podemos decir que hemos realizado la cuerda en los dos sentidos y conociendo las dos vertientes. Nuestras rodillas soportaron los continuos ascensos y descensos por la cresta y se familiarizaron con la caliza. Si hubiéramos ido llaneando por la cresta el tiempo se hubiera reducido considerablemente, pero nos apetecía ir zigzagueando para conocer todos los rincones y parajes. ¡Fue divertido!